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Suboficial Mayor que cumplió 36 años de servicios en la Policía es despedido con honores en el cuartel Modelo

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“Grande y gloriosa eres mi Policía Nacional del Ecuador, como no te voy a extrañar, si por mis venas corre sangre de Policía”, señaló el suboficial mayor, Luis Rigoberto Sánchez Rocano, durante la ceremonia de despedida, que le brindó el Comando de la Zona 8 al cesar sus funciones tras 36 años de servicio en la institución policial y seguridad ciudadana.

El acto se cumplió a las 08:00 de este viernes, en el patio de partes del cuartel Modelo, con la presencia del comandante de la Zona 8, GraD. Víctor Hugo Zarate Pérez, subcomandante de la Zona, Crnl. Holguer Cortez Carrión y familiares del agasajado, que recibió dos reconocimientos del Comando de la Zona 8 y del Cuadro de Suboficiales del Ecuador.

El comandante de la Zona 8 de Policía, en su discurso para despedir al funcionario policial señaló, “llegó al fin la mañana que esperaba ayer, después de 36 años de servicio entregados a la institución policial y la patria, es el momento de decir adiós”, agregando que el premio gratificante de esta larga jornada de trabajo, es reencontrarse con la familia.

El GraD. Víctor Hugo Zarate Pérez, manifestó además que el logro alcanzado por el suboficial mayor, es el sueño que buscan todas las damas y todos los caballeros de la paz, de terminar la carrera de manera digna y salir por la puerta principal, es digno de aplauso y un ejemplo para las futuras generaciones, para finalmente desearle el mayor de los éxitos y felicidad junto a la familia.

El suboficial mayor, Luis Rigoberto Sánchez Rocano, oriundo del cantón Paute, provincia del Azuay, se formó en la Escuela de Formación de Policías Pusuquí, donde ingresó un 2 de febrero de 1986, durante su estancia en la Policía Nacional, recibió cinco condecoraciones al mérito profesional y cuatro felicitaciones públicas.

El servidor policial que pasó a formar parte de los policías en servicio pasivo, en tono nostálgico dijo “Hoy al despedirme y decir adiós a la institución, me parte el alma en mil pedazos y mi corazón late a mil por minuto, hasta siempre mi querida institución, hasta siempre caballeros de la paz, los llevaré por siempre en mi mente”.

Al final de la ceremonia se le formó una calle de honor, por donde pasó acompañado de sus padres, esposa, hijos y nietos. (Oswaldo Trujillo P / DNCE)

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