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Solidaridad y trabajo en equipo, clave para el rescate de personas con vida

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Para Rosa Barreto, la noche del 16 de abril es la más terrorífica que ha vivido en sus 76 años de edad. Pensó que ese era su final, ya que la casa de tres pisos donde vivía se desplomó.

Apenas sintió el sismo intentó bajar por las escaleras, desde el segundo piso hacia las calles Coronel Sabando y 10 de Agosto de Portoviejo. Se prendió en el pasamano cuando comenzó a temblar más fuerte y el movimiento la tumbó contra la pared. Su hija y nieto se quedaron arriba. Rosa intentó regresar pero no pudo, porque un orificio se abrió entre la pared y la escalera, y su pierna derecha quedó atrapada.

El segundo piso cayó hacia adelante y sus familiares lograron bajar a buscar ayuda. Después de unos minutos pasó un patrullero, en él iba el capitán Paúl Orbea, jefe del circuito Centro y el policía Darwin Chimborazo, quienes trasladaban, desde el cuartel hacia el hospital, a dos aspirantes a policías heridas.

Ángeles se convirtieron en policías

Los uniformados se bajaron e ingresaron al inmueble. Constataron que toda la infraestructura de la casa había cedido. “Al acercarnos vimos a la señora, removimos escombros, tratamos de sacarla con las manos pero se nos hizo imposible porque tenía la pierna atrapada. Pedimos a las personas del barrio que estaban ayudando, que nos faciliten un combo”, narró el capitán Orbea.

El policía Chimborazo abrazó a la ciudadana para que no le caigan los escombros, mientras el capitán, junto a los vecinos, comenzó a hacer un hueco en la pared. “Yo sentía que alguien me decía madrecita no se desespere, la vamos a sacar. Yo no veía casi nada, con las luces de la linterna miraba que era el uniforme de la Policía, pero ahí ya perdía la conciencia y clamaba a Dios, sálvame señor”, contó la mujer.

Hicieron un hueco de unos 80 centímetros de ancho por 50 de alto, hasta poder acostar a la ciudadana y luego golpear en la parte del concreto donde estaba atrapada. El capitán arrancó un pedazo de cortina y le hizo un torniquete, porque tenía una fractura expuesta de tibia y peroné. Unos 45 minutos demoraron en sacarla de los escombros.

Con su compañero de trabajo se trasladó hasta la calle Chile y 9 de Octubre, donde pudieron sacar a un herido que tenía el talón destrozado y otras personas con cortes en la cabeza. Improvisaron el patrullero como ambulancia, un médico suturaba en el balde de la camioneta, mientras los policías colaboraban como enfermeros.

Después colaboraron con el levantamiento de cadáveres. El recorrido de rescate para el capitán y su auxiliar finalizó el domingo a las 16h00. Durmieron dos horas y continuaron colaborando con la ciudadanía.

Encuentro

Ocho días después, el uniformado quiso conocer el estado de salud de quienes había rescatado. En efecto se enteró que Rosa Barreto es la madre del comunicador social César Gorozabel, por cosas de la vida resultó ser amigo y colega de su hermano. Por eso, cuando se encontraron decían qué pequeño es el mundo. Los funcionarios policiales visitaron a la dama y cuando se vieron, se abrazaron y lloraron juntos.

“Gracias a mis ángeles nunca dejaré de agradecerles y ojalá que Dios me permita salir de esto, para estar siempre pendiente de ellos, como una abuelita o mamá”, expresó riendo la señora.

“Fueron los que estuvieron ahí para rescatarla, direccionaron a los amigos del barrio y aplicaron primeros auxilios. Los valerosos elementos policiales en todo momento estuvieron con mi madre. Soy periodista y una vez más digo que los policías son seres humanos como nosotros, son padres, hermanos, hijos y estos dos elementos demostraron una vez más el profesionalismo con el que actúan. Mis consideraciones y agradecimientos del alma”, manifestó Gorozabel. Redacción L. R. /Manabí. /DNCE

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