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La impronta de una pionera en la vida policial

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“Fue duro ganarse el respeto de la sociedad y dentro de la misma Policía como agentes del orden”, recuerda ahora con nostalgia la coronel María Fernanda Tamayo Rivera, quien se convirtió en la primera directora mujer de la Escuela Superior de Policía Gral. Alberto Enríquez Gallo.

Forma parte de la primera promoción de mujeres policías, la de 1983. Oriunda de Shell, a sus ocho años tuvo el primer indicio de la vocación por esta profesión. Cada vez que veía una serie popular de los 80´ (Mujer Policía), con la popular actriz Angie Dickinson, se imaginaba convertirse en aquella mujer policía valiente que enfrentaba el crimen y que investigaba casos hasta descubrir a los culpables.

Su madre motivó también aquella aspiración, como la responsable de la educación de seis hijos: tres mujeres y tres hombres. Apoyó en todo lo que emprendió María Fernanda. Sin embargo, su anhelo se vio obstaculizado ya que al graduarse del colegio, en Quito, todavía no se facilitaba el acceso de las mujeres en la Escuela Superior de Policía. Con un cierto desencanto, pero con la pasión que también sentía por la tecnología, ingresó a la Escuela Politécnica Nacional, para estudiar Ingeniería en Sistemas, carrera que no dudó en abandonar, cuando dos años más tarde la Policía Nacional abrió las puertas para las mujeres.

De las 700 mujeres de todo el Ecuador que se postularon, solo 32 fueron seleccionadas. Su primer reto fue el aprender a convivir entre mujeres y adaptarse al internado. Además, aún la institución no estaba preparada para esta inclusión. Solo el tiempo y el trabajo demostrado ayudaron a las cadetes a ganarse el respeto de sus compañeros, de sus jefes y de la misma sociedad que veían con sorpresa a mujeres disponiendo medidas para su seguridad.

Sonríe al recordar que ahora ve los peluches en las habitaciones de las cadetes, ya que cuando fue estudiante no era permitido. Fue algo que se decidió a cambiar cuando fue instructora de las cadetes, permitiéndoles que los tengan, pues, en esas circunstancias, los peluches se convertían en compañía y desahogo. “Las mujeres siempre somos afectivas y sensibles”, afirmó la coronel.

La carrera policial ha supuesto varios retos para la coronel Tamayo. Uno de los más importantes involucró la otra parte de su tiempo, ese equilibrio entre su vida profesional y personal. En ese esfuerzo, la presencia de su familia fue fundamental. Su madre se erigió entonces en un soporte incondicional en la crianza y cuidado de sus cuatro hijos. El hecho de que su esposo sea también policía le ha permitido tener comprensión en su hogar. “Gracias a mi madre he podido llegar donde estoy”, aseveró Tamayo.

Reconocimientos

Admite la coronel que muchas amigos y compañeros que la conocen la catalogan de “dura”, pero en realidad se considera exigente, aunque sensible, a la vez. Amorosa, íntegra y respetuosa de su hogar, refleja los mismos valores en su lugar de trabajo. Así lo ha demostrado en los cargos que ha ocupado hasta ahora en la Dirección Nacional de Tránsito, Dirección Nacional de Educación, Dirección General de Personal, SAD, entre otros.

Ha recibido 19 condecoraciones por su efectivo trabajo, aunque todavía tiene en su corazón una espina, al no haber podido formar parte del Grupo de Intervención y Rescate (GIR) y realizar trabajos tácticos. Esta unidad, así como el GOE aún no cuenta con mujeres en sus filas. La coronel espera que desde su cargo actual pueda influir para que eso se dé y las mujeres puedan ingresar a estas unidades. “Cuando inicie mi carrera, tomó un tiempo para que nuestros jefes nos ubiquen en servicio urbano. Dudaban que podamos enfrentar a un delincuente. Hoy, aún dudan que podamos realizar un trabajo táctico, pero les vamos a demostrar que las mujeres policías podemos”, recalcó la coronel con esa misma firmeza que le reconocen sus allegados.

La inclusión de la mujer

Tamayo piensa que la inclusión de la mujer potenció un mayor acercamiento y convivencia de la institución policial con la comunidad. Esto, ante los innegables atributos que la mujer tiene, y que fomentan la comunicación con la sociedad: sencillez, empatía, paciencia, firmeza y, más que nada, saber escuchar.

Johaira Nieto, quiteña, cadete de primer año, opina que le parece muy bien tener una directora mujer en la Escuela, porque “es un ejemplo a seguir. Es una muestra de equidad de género y una motivación”, opina Nieto.

Los cadetes miran a la Directora con respeto. El cadete Jofrey Vega, de cuarto año, se siente contento con la designación de la coronel. “Mi coronel es muy preparada y eso es muy meritorio, porque sé lo duro que es para las mujeres esta carrera”, explica.

El día a día

El trajinar diario empieza a la primera hora del día, con la atención de su familia. Su vida laboral empieza a las 06h30 y termina tipo 21h00, en el mejor de los casos. A esa hora retorna a su domicilio. Las horas de trabajo son duras y sobrepasan las ocho horas, pero eso implica ser una mujer policía, en el puesto o responsabilidad que se le asigne.

Su reto en la educación

El Ministerio del Interior ha previsto cambios fundamentales en la institucionalidad de la Policía Nacional. Uno de los más importantes, es la preparación y formación del personal policial. Para esto se busca un nuevo sistema educativo que procure al país policías con capacidades plenas e integrales para servir a la misma sociedad de la cual provienen. En este camino, la nueva Directora de la ESP tiene previsto continuar con los convenios que se ha logrado con la Universidad Central y también con los otorgación de títulos de técnicos para los cadetes y aspirante. Ese será su apoyo los procesos de seguridad ciudadana y la impronta buscará marcar en su paso por la Direcciòn del núcleo de la educación policial.

Su sueño

Pero sus sueños van más allá. La certeza de sus capacidades la obligan, sin duda. Con ello, su sueño es avanzar en su carrera policial hasta el límite de su esfuerzo. Así, entró a un proceso de postulación a general , cuyo resultados se conocerá luego de dos años. “Somos seis quienes estamos en la terna y espero que las seis podamos ascender”, expresó Tamayo, aunque enfatiza que si no llegara a cumplir este sueño, espera culminar su carrera con una gestión honesta y transparente.

Mensaje

La carrera es apasionante y las mujeres que tienen la vocación de ser policía, que cada momento de su vida lo disfruten. A pesar de los roles que tiene una mujer, como ser madre, esposa, hija, ser Policía es lo mejor. En mi caso, lo mejor que me ha pasado y si volvería a nacer volvería a ser policía”, finalizó la coronel Tamayo. MDI-DNCE

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