Conectate con nosotros

Comunicamos

Dominar el miedo y alcanzar un equilibrio total son los principios de vida del Escuadrón Antibombas

Publicada

en

Como si se tratara de un astronauta verde, el policía del Escuadrón Antibombas se aproxima a una caja que fue abandonada en un edificio. Parece que no tiene articulaciones, porque sus movimientos son reducidos y con el calor de una mañana soleada, el visor de su casco se empaña de vez en cuando, mientras alcanza su objetivo.

Instala un equipo de rayos X a un lado de la caja. Se aleja hacia un lugar seguro y el objeto es escaneado para ver en su interior el contenido. En este caso, la amenaza desaparece y parece que se trata de una falsa alarma.

En otro lugar, un paquete sospechoso llega a una oficina, un hombre lo mueve confiado y un sonido inesperado contrae las pupilas de los presentes. De todas formas, en este escenario, el peligro también desaparece porque solo se trata de un ejercicio demostrativo del manejo de explosivos del Grupo de Intervención y Rescate (GIR). Para los miembros del Escuadrón Antibombas, estos casos son bastante comunes, comenta uno de los agentes.

El traje antibombas, al ser tan pesado, debe ser colocado al agente, con la ayuda de sus compañeros de equipo. El capitán Juan Carlos Gines, jefe del Escuadrón, es uno de los expertos en manejo de explosivos. Él explica que el traje pesa 80 libras, al comienzo es complejo usarlo, reduce la movilidad. La colocación de ganchos y equipo para radiografía se lo hace utilizando el traje, y es algo que podría demorar una hora, lo que sin este equipamiento se podría hacer en 30 minutos, “por eso es que debemos preocuparnos constantemente de nuestro estado físico”.

La detección es su principal actividad y además de los trajes, los implementos, las radiografías y otros instrumentos, los técnicos también hacen uso de perros adiestrados para este propósito.

Práctica de explosivos

“Vamos a suponer que en las afueras de una vivienda se ha reportado que existe un paquete con una considerable cantidad de explosivo”, relata el oficial, mientras se desarrolla una práctica. En escena aparecen Dusty y Sander, guiados por los oficiales Daniel Pruna y Fernando Veliz, rodean el objeto mientras mueven la cola y al examinar y olfatear el paquete,  se sientan y dan una señal positiva sobre la presencia del explosivo. Según explican los miembros del GIR, esta es una práctica bastante efectiva que facilita su labor.

De inmediato el equipo de Rayos X verifica en la imagen el contenido para luego de su análisis proceder a una desactivación, neutralización o transporte, de acuerdo a la necesidad. Posteriormente se realiza la recolección de todos los indicios para armar un caso y determinar los responsables de estos atentados.

Entrenamiento

Para quienes no están acostumbrados, una pequeña explosión puede causar mucho impacto. Pero para el Escuadrón, que lleva varios años en esta tarea, el sonido o el humo ya no son factores sorpresa.

“Para demostración, utilizamos gramos, pero si nosotros trasladamos y multiplicamos la onda expansiva de un explosivo fuerte, como puede ser la dinamita, con unas 5 o 10 libras se podría destruir un domicilio”, señala el capitán Gines.

Si bien los mecanismos utilizados pueden ser sencillos, fáciles de detectar y desactivar, este escuadrón también se prepara para otros escenarios más complejos.

Adicionalmente, si las bombas estallan, los efectivos también están calificados para realizar procedimientos luego de una explosión, en los que tratan de ubicar componentes del explosivo, los materiales, el mecanismo de iniciación y sobre todo, intentar establecer un responsable, aunque esto es lo más complejo.

Capacitación

“Al hablar de terrorismo no hablamos de dispositivos improvisados, sino que en la actualidad funciona el terrorismo con armas químicas. Nosotros también nos capacitamos en este tema, sobre todo, en el reconocimiento de armas y qué acción tomar como técnicos”.

Convenios nacionales e internacionales con la Policía de países como Francia, España, Estados Unidos, permiten compartir entrenamientos, información y experiencia de casos, para tener un panorama de la evolución y ejecución del terrorismo y manipulación de artefactos explosivos.

El trabajo diario

En el área de explosivos trabajan 35 técnicos a nivel nacional, en las ciudades de Quito, Guayaquil,  Cuenca  y  Manta, que desarrollan el análisis de las sustancias explosivas. En lo que va de este año, hasta agosto, se han realizado 311 operaciones de manejo de material explosivo, en la que intervienen registros de amenaza de explosivos, registros de paquetes, desactivaciones de explosivos, destrucciones y traslados de materiales explosivos.

Cada semana reciben una llamada de alerta. “Afortunadamente la mayoría son falsas, se realizan a instituciones para paralizar las actividades o sembrar miedo. Han existido  bombas panfletarias que hemos desactivado, materiales como pentolita, sobre todo en Guayaquil, que hoy en día son bastante comunes”, comenta el capitán Gines.

La Familia es su fortaleza

Juan Carlos Gines, jefe de la Unidad de Explosivos, se inició en la primera promoción en el año 2004 cuando en esos tiempos realizaron una selección y curso para ser integrantes de esta Unidad. Desde pequeño tuvo una gran motivación para trabajar con cualquier tipo de explosivos y siempre le llamó la atención, pese a que su manipulación y peligrosidad hagan difícil dominar el miedo.

 

Sus hijos, José Andrés, Juan Martín y Matías Alejandro, son la motivación de su vida. Le dan mayor seguridad para realizar su trabajo. “Trato de pasar la totalidad de mi tiempo libre con ellos y con mi esposa. Siempre inculco valores y principios que fomenten su adecuado desarrollo”. Redacción AR-Quito-MDI/DNCE.

 

Click para comentar

Deja una Respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *