95 mujeres inician su sueño de ser policías en Cuenca

Cuenca. Desde el umbral de la puerta de la Escuela de Formación Policial  Froilán Jiménez Granda, las aspirantes a ser parte de la Policía Nacional del Ecuador dejaron toda dependencia y con sus maletas, sin la ayuda de sus familiares, ingresaron a  la que será su casa durante un año.

Al arrastrar sus pertenencias por el peso y observar alejarse  a sus familiares, las 95 mujeres fueron vencidas por el llanto y dieron abrazos eternos a sus padres y algunas de ellas a sus hijos. Después del momento emotivo y fotografías para el recuerdo, las aspirantes formaron para recibir las primeras indicaciones de sus superiores.

Shaily Mulla, de 18 años, llegó con su madre desde Loja, y mostró seguridad y valentía para asumir su reto. “Las pruebas no fueron fáciles y me agrada haberlas pasado.  Ahora toca aprender más para graduarme como Policía, lo que he querido desde que salí del colegio. Quiero que mi madre esté orgullosa de mí y servir a las personas”, comentó.

Para Alfonso Bastidas, fue duro aceptar la decisión de su hija Evelyn, que a sus 18 años deje su casa en Riobamba para prepararse en otra provincia y convertirse en policía. “Qué un hijo se vaya de casa es difícil, pero si lo hace para ser profesional y más aún ser policía es un orgullo, lo que nos toca como padres es apoyarlos.  La distancia es lo complicado, pero  buscaremos el tiempo para venir a visitarla”, manifestó el padre de la aspirante.

Las aspirantes no solo provienen de otras provincias, si no también Cuenca se hizo presente con Katherine Narváez, de 19 años. Sus padres y abuela la despidieron y le dieron la bendición para que sus creencias la protejan y cumpla con su sueño, ser policía. “Mi hermano está en la institución policial y yo seguiré sus pasos. Tengo el apoyo de la familia y mi ventaja es que me formaré en mi ciudad”, acotó Narváez.

Acoplamiento

El tiempo ha transcurrido y ya son dos semanas de esos momentos emotivos, pero la ilusión y esfuerzo de las aspirantes no ha decaído, por el contrario están ansiosas, aunque confiesan que lo más dura hasta el momento es luchar contra el recuerdo de sus familiares.

Para la aspirante Jessica Bautista, dejar su casa y su familia fue una decisión muy fuerte, sobre todo cuando se está lejos del hogar.  “Los primeros días fueron muy duros, pero todas estamos conscientes de que este es n pequeño sacrificio que tendrá una gran recompensa luego de un año, cuando seamos policías y brindemos servicios a la comunidad”, comentó

Asimismo Bautista comentó que al momento la instrucción que ha recibido supera sus expectativas.  “Si bien la parte física es importante, la instrucción sobre Derechos Humanos, trato a las personas, deberes y obligaciones de un policía, lo es aún más, sin duda nos están preparando de la mejor manera para servir a la comunidad”, señaló.    

 “Estoy consciente que no es fácil, pero hay que sacrificar mucho para lograr lo que queremos. Este es mi segundo hogar y debemos aprovechar para servir de manera solidaria y responsable”,  comentó Gloria Jiménez, aspirante a policía. 

Preparación

Durante el tiempo de formación, las aspirantes se capacitarán en temas relacionados con la seguridad, defensa personal, derechos humanos, cultura general, valores, acercamiento a la comunidad, con el fin de dejar a lado a la policía represiva y ser solidaria y humana.

La Sub teniente Cristina Bustamante, instructora de la Escuela, indicó que las aspirantes están en su primera semana de clases, en la que han asimilado el trabajo físico y actividad policial. Además, se forman en el aspecto académico, para que tengan mayores conocimientos y sirvan mejor a la sociedad.

“Esa imagen represiva de la Policía quedó atrás hace varios años, ahora la capacitación está basada en el contacto directo con el ciudadano, en la ayuda y servicio a la comunidad, aspectos que reforzamos en cada una de las capacitaciones que reciben las aspirantes”, indicó Bustamante.